sábado, 10 de noviembre de 2007

Pensamientos mezquinos



De repente comencé a sentir que me encontraba totalmente inconciente, miraba hacia arriba y hacia abajo y percibía como mis ojos lentamente comenzaban a dormitarse. No me intente reponer porque estaba de lo más cómodo en el piso, además estaba agotado y sin fuerzas para mantenerme en pie. Fue este el momento que me sirvió para realizar un pequeño examen de la realidad: frente a mis ojos podía percibir como la gente pasaba y pasaba sin siquiera desviar la mirada hacia mi, todos siguiendo su propio camino, máquinas en línea recta que no tienen otra labor que vivir apresurados la vida. Algunos jóvenes caminando con un cuaderno bajo la manga, venían de una universidad y parecían manifestar su alegría incesante, pero sabían que al llegar a su hogar solo debían cumplir la misma tarea de todos los días: estudiar y estudiar para surgir. Por otra parte vi a un mendigo que caminaba lentamente agachando la cabeza, se acercaba una y otra vez a pedir dinero pero no obtenía respuestas, solo el silencio. Seguía su camino en busca de esperanzas, pero no encontraba nada, absolutamente nada, y si encontraba algo era una mísera moneda con la cual podía comprar un pedazo de pan. Vi a un grupo de muchachos que se besaban apasionadamente como si nada los fuera a separar, se juraban amor pleno y absoluto y sonreían comúnmente: el mundo estaba constituido para ambos, por la gloria eterna permanecerían juntos. Caminaban de la mano sin apresurar su paso, pero sabiendo que también tenían otra vida por detrás. Vi también a un pintor que observaba la naturaleza y lentamente movía su pincel frente a un perfecto, un precioso cuadro, estaba amenizando el paisaje; la gente se acercaba a observarlo, se deleitaban con su espectáculo y se admiraban ante la perfección de sus cuadros. Pero nadie, absolutamente nadie se tomo el tiempo para preguntarle sobre el valor de sus cuadros, solo parecían estar mirando algo que por un momento les llamaba la atención y punto. Y si te he visto no me acuerdo. Eso sorpresivamente le hacia feliz al hombre, que una vez terminado sus trabajos todos los espectadores se mandaban a cambiar, y el se quedaba con la simple compañía de sus cuadros que ya comenzaban a poseer algunas telarañas. Creo que pudo notar que yo estaba en el piso, pero se hizo el desentendido. Vi pasar a un hombre que llevaba con sigo un cigarro, caminaba a paso rápido, miraba molesto a la gente e incluso chocaba ferozmente con quienes se oponían a su paso, llevaba los pantalones abajo y una cadena se vislumbraba en sus pantalones. Se encontró con un par de amigos y dijo alguna que otra grosería, luego el grupo fue creciendo y creciendo, y luego se transformo en una manada o grupo de hombres que caminaban como unos jefes del planeta tierra, creo que les llamaban flaytes. También vi a un hombre que estaba llorando y caminando lentamente con la cabeza mirando hacia el piso, en su conciencia redondeaban las imágenes del mundo y sus lágrimas golpeaban de vez en cuando el pavimento. Algunos centraban la mirada en este tipo y se preguntaban ¿que le habrá pasado?. El tipo caminaba y caminaba sin rumbo, ni destino, parece que se le venía el mundo abajo: me llamo la atención y por tanto lo observé durante un largo lapso de tiempo, de pronto su mano derecha se acero al bolsillo de sus pantalones y saco una arma algo rara, la levanto, la cargo, la acerco a su cabeza: era un rifle. Después cerré los ojos para no pensar en nada, y cuando los volví a abrir dos gotas de sangre se encontraban en el pavimento. También vi a un hombre que acompañaba a una mujer, ambos conversaban animosamente y se reían de vez en cuando, pero parecía algo muy pintoresco: Una dama y su mascota; y luego de breves momentos pude llegar a tan extravagante y penosa conclusión. También vi a una niña pequeña mirando hacia todas partes, estaba buscando a sus padres y nos los encontraba, sorpresivamente no lloraba, solo caminaba y miraba hacia todos lados, pareció dar con su objetivo, pero en el momento en que llegaba hacia su destino se derrumbó en el suelo y se desmayó, nadie la observo, nadie se fijo en ella, recordemos que son máquinas, nadie se atrevía a desviar una simple mirada. Pero yo si la vi, y tampoco hice nada. No me miren como un concha de su madre, simplemente les estoy relatando lo que observe, si les gusta bien, sino mala cuea. Bueno, también vi a un par de hombres que se creían lo mejor del mundo, un par de egocéntricos que simplemente miraban a la gente de abajo hacia arriba y se reían de cada persona que no poseía un estilo determinado. De la nada vieron a un hombre bastante formal que a viva voz le decía orgulloso y con cierta emoción a sus parientes que terminó su carrera como un ingeniero; los dos tipos se miraron y se quedaron callados, incluso con cierta ira y pena, se dieron cuenta que se creen el mundo en carne y hueso, pero definitivamente no lo son. Son máquinas, como todos. También vi a un hombre que caminaba mirando todo lo que encontraba su alrededor, era un ser contemplativo, un ser que en cada cosa que observaba se formaba una característica; esperaba que me observara, pero no lo hizo. Siguió y siguió caminando y aun encontraba esperanzas para que por fin me observara, y... ¡no lo hizo!. Pensé en lo mas hondo que en realidad en este mundo nadie se fija en ti, nadie te presta un poco de atención, “nadie esta en tu onda”. Vivimos en un mundo burbuja donde cada cual busca su propio abastecimiento, nadie piensa en el otro, nadie busca el bien del otro. Puta, pero que importa el otro al fin de cuenta, si aquí las cosas son bien claras: Uno quiere ser feliz para si mismo y el resto que se pudra. Mis esfuerzos deben obtener su recompensa alguna vez, pero yo no voy a compartir mi suerte con nada, ni nadie. Desde pequeños siempre nos inculcan la misma wea: busca la felicidad, y que la felicidad, y que esto y lo otro llevan a la felicidad, la idea es que tu seas feliz, etc.
De la nada las hojas comenzaron a caer y las pude percibir porque varias brotaron cerca de mi rostro, justo en ese momento me di cuenta de que el mundo seguía vagando y nadie te prestaba atención. Por tanto estire uno de mis brazos para alcanzar una hoja que mostraba ciertas tonalidades; la mire por algunos segundos y luego la deje volar, se perdió y luego desapareció, jamás me miró, simplemente se marcho sin dejar rastro ni huellas... Así de simple, ella también busco su propia felicidad, su propio abastecimiento sin siquiera preocuparse de mi condición.
My Sacrifice Inmortal