viernes, 29 de febrero de 2008

¡No me dejes morir!


"El tiempo es demasiado lento para los que esperan, demasiado rápido para los que temen, demasiado largo para los que lamentan, demasiado corto para los que celebran. Pero para los que aman, el tiempo es la eternidad"


Henry Van Dyke


Él simplemente se dirigió hacia un bar para calmar (mejor dicho para extinguir) las penas. Deseaba olvidarlo absolutamente todo con un trago amargo de la agonía, que supuestamente le sacaría de su mente a aquella muchacha con la que llevaba unos 6 años y unos cuantos meses de compromiso. No era poco, era lo suficiente como para dar un paso responsable hacia el matrimonio. Más todavía si se conocían desde que eran pequeños, viviendo penas y alegrías, conociendo los placeres de la vida, siendo aceptados por el círculo de amigos y familiares. Nadie entendía lo que había pasado en este radiante 14 de Febrero, este día que para muchos abre una ventana de esperanzas para el porvenir, para ellos simplemente les cerro la puerta en la cara para luego escupirles un sonido tembloroso que no volvería jamás. ¿Jamás?... eso era lo que a ambos les calcinaba el alma, eso era lo que provocaba la fría tempestad llamada soledad. Ella estaba en su casa sola, llorando en un rincón con el celular en su mano derecha, lo observaba de vez en cuando y pensaba en llamar a alguna amiga para que le pudiera levantar el ánimo, pero se arrepentía y derramaba más y más lagrimas intentando encontrar alguna respuesta a lo que había sucedido; pero cada respuesta le aumentaba sus ansias de desvanecerse en el piso esperando que el tiempo vistiera de negro su cuerpo opaco. Era todo tan triste en este día que era mejor mandarse a cambiar al famoso “patio de los callados”. Sí, aunque suene raro, era un terreno desconocido, pero mucho más esperanzador que la puta vida en la que se encontraban inmersos.
Luego de tomar de unas cuantas copas pagó la cuenta y se dirigió hacia cualquier parte, caminó unos cuantos minutos para encontrar el lugar que buscaba, y en un momento detuvo su incesante paso, observo a su alrededor y ahí se encontró con aquella plaza solitaria. Aquel era su lugar esperado. No había casi nadie por tanto no dudo en sentarse en una banca mientras buscaba un cigarrillo en sus blue jeans. Miraba hacia todas partes pues se sentía observado… era un hecho que no encontró a nadie. Ella no estaría en aquella plaza, ella seguramente se habría olvidado rápidamente de él y ahora estaría con otro hombre devorando su cuerpo -pensaba-. Intento encender el cigarrillo, pero a penas emergió la llama dorada se largo a llorar intermitentemente. Y esas mismas lágrimas fueron las que apagaron la llama de fuego. No podía aguantarse el remordimiento… era tanto el amor que aún sentía hacia ella que el solo hecho de no poseerla le hacía caer en una pena incurable, en un mundo donde todo es llanto y agonía.
- ¿Le pasa algo amigo? -le dijo un tipo de su misma edad cuyos ojos verdes delataban una pequeña tristeza-.
- Es 14 de Febrero. ¿Debería estar triste por algo? - lo dijo con un tono irónico mientras golpeaba la banca con su puño lentamente-.
- ¿Por qué no? -le preguntó mientras se sentaba en la banca dándole una palmada en el hombro-.
- Porque por lo general en este día el mundo se tiñe de colores alegres. Basta con que mires hacia tu alrededor. Todos los hijos de puta disfrutan de las relaciones como si fueran interminables. Como si fuera casamiento la huevada.
- ¿Y que hay de ti? ¿Por qué tienes tanta ira?
- ¿Por qué te interesa saber lo que me pasa? Tu no me conoces, yo tampoco. Sería inútil que te contara todo aquello que me ha ocurrido en este último tiempo.
- Necesitas meditar solo por lo que veo. No te molesto más entonces - le dijo levantándose de la banca para marcharse-.
- ¡No! Si quieres quédate, mientras más solo estoy más me marchito. Es importante que alguien se preocupe por ti.
- Bueno, yo estoy igual que tú por si te interesa saberlo.
- ¿Si?
- Una relación que era mejor acabarla de raíz porque al final me termine enamorando y pudriendo. ¿Supongo que no solo me pasa a mí? Intento olvidarla y me es imposible, no la puedo sacar de mi cabeza. Así es la ley de la vida, día a día crece mi deseo por obtenerla.
- ¿Un cigarro compadre? - le dice mientras le pasa la cajetilla de cigarros-.
- Vale socio.
- Lo que es yo termine mi relación hoy, quizás por algunos niñerías y estupideces, pero al fin de cuentas son armas letales que terminan por arruinar y estancar el amor.
- ¿Y que pasa contigo?
- Me termino por destrozar. Me enamore de ella y ahora mírame.
Una conversación que duro aproximadamente dos horas y que termino con un charco de lágrimas en el piso. Ambos estaban completamente desganados y destrozados, sus corazones estaban rotos de tanto amor indeseado.
Él se levanto y se dirigió a bailar, era la primera vez que se atrevía a salir de la rutina pues el baile no era su pasión. Lo odiaba con todo su corazón, al igual que su amada. Ese era el método que de seguro lo haría recapacitar y le sacaría de su mente a su triste amada, de la cual ya no tenía más noticias -pensaba una y otra vez-. Entro a la pista de baile y al poco tiempo noto que estaba haciendo el ridículo. Las parejas de enamorados bailaban apasionadamente, mientras él bailaba solo esperando que alguna muchacha se acercara y le levantara aquella pesada angustia que debía acarrear este amargo 14 de febrero. Dejo de bailar y pensó en marcharse, pero no podía desprestigiar los dos mil pesos que costaba la entrada, por tanto fue hacia un sillón y se estiro boca arriba observando una leve telaraña que había en el techo. Intentaba pensar en nada, pero era inevitable que la mirada de su amada invadiera su pensamiento. Ya no lloraba, ya no quería llorar y no lo haría. Perdió la noción del tiempo y no quiso saber nada más del mundo, lo cual no le fue posible. La animadora gritaba y animaba esta fiesta de los enamorados con un entusiasmo notorio, lo cual le impidió tener un sueño demasiado cómodo a aquel muchacho que pasaba totalmente desapercibido en medio de la muchedumbre. Obligado a observar como las parejas de enamorados disfrutaban su día, y él simplemente debía soportar la excesiva soledad.
Ya es de noche, hace frío, y ha observado el show como un mero espectador durante largas horas. Se arregla su chaqueta y saca un cigarro de sus blue jeans dispuesto a marcharse. Camina mirando el piso, observa las zapatillas, los vestidos, los pantalones de los distintos personajes que conforman esta animosa fiesta… ¡alto! Hay unos zapatos que los reconoce muy bien, el perfume lo percibe, su atuendo también lo ha visto antes. Sus corazón late muy fuerte, sus ojos emergen una pequeña lagrima… es ella, es su amada. Ella sintió esa misma sensación porque observa hacia el piso forjando una imagen en su mente. Voltea lentamente para observarla, ella también lo hace. Se miran, se observan, cierran los ojos, ambos lloran, ambos se enamoran de las pupilas, sus corazones vibran… y él intenta abrazarla, tocarla, mientras le susurra al oído: “No puedo vivir sin ti, no me dejes morir por favor”. Ella cierra los ojos mientras siente el apretado abrazo de su amado que no la quiere dejar ir por nada del mundo. Es un momento placentero... ¿Cómo se pudieron encontrar en este lugar si ambos odiaban el baile?, ¿el destino los quería juntos?... “Cierra los ojos amor y no me sueltes” le dice su amada llorando amargadamente.
Esa noche fue inolvidable, ese 14 de febrero también lo fue. Ese amor impagable los trato como condenados, pero les dio el consuelo en el preludio.


My Sacrifice Inmortal

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Santiago Paz dijo...

Ay, el amor. Sentimiento visceral bastante manoseado, escrito, descrito, plural, diverso.

Me gustó el texto, aunque algo de "limpieza" le falta. Es un texto que se puede aprovechar mejor. Aunque, valga la explicación, tiene mucha potencia y emocionalidad.



Un abrazo.



atte:
Paz

El Cacique dijo...

Bastante emotivo y creible historia, me gusto desde un principio y el final, con ese encuentro inesperado, en el ultimo lugar para ocurrir le da un buen aire, ya que ellos odiaban el bailar.
Muy bien socio.

Ideasingracia dijo...

No sé cómo llegué acá, pero valió la pena. Me gustó mucho el cuento, escribes muy bien, se genera una lectura veloz pero profunda. Me sentí muy identificado con esas situaciones donde todos parecen ser los más felices del mundo (sobretodo en fiestas) y tu por a, b o c motivo estás pésimo...es terrible, encuentras todo decadente.

Saludos!, pasa por nuestro blog, no te arrepentirás.

Anónimo dijo...

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