miércoles, 30 de enero de 2008

El fin trae sus recompensas


Hay veces en que el hecho de ser un introvertido te puede matar, asesinar, te puede enterrar un cuchillo oxidado sin siquiera pedir permiso y sin pedir perdón. Y ese fue el hecho que me ocurrió, de la forma más certera me impactó, pero sinceramente creo que actué de la forma correcta, aunque mis actos, luego, debieron rendir cuentas, cuyas consecuencias no fueron del todo agradables hasta el día de hoy. Y pensar que lo hice por el bien de mi “amigo”, lo hice solo para que sintiera que yo me preocupaba de él, de su relación con sus padres; que se diera cuenta que a su lado tenía un ser hecho y derecho, alguien maduro.
Conocí al Julio en el colegio, aproximadamente cuando íbamos en 1ero medio (cuando los amores te dan vuelta vertiginosamente en tu cabeza, y es imposible derrocarlos), ambos éramos muy distintos en todo sentido, pero varías cosas teníamos en común: no teníamos amigos, no hacíamos nada productivo, pocas veces íbamos a fiestas, pensábamos todo el día en amores imposibles de concretar. Nos conocimos simplemente porque necesitábamos compañía, ambos necesitábamos un amigo, y no lo encontrábamos. El colegio en realidad siempre fue sesgado en ese aspecto, nadie iba a ser sociable, todos iban a desarrollar talentos intelectuales que a futuro los harían formar parte de una prestigiosa universidad. Eran unos verdaderos “lerdos, nerds, mateos” que no tenían vida alguna, y que en su casa eran obligados a rendir fructíferamente. Pero con el Julio no teníamos aspiraciones grandes, nunca fuimos estudiosos, salvábamos los ramos copiando y haciendo los famosos torpedos; nosotros queríamos estudiar -eso es verdad-, pero en universidades privadas (si al fin de cuentas igual encontraríamos trabajo, mantendríamos una familia de forma estable, igual triunfaríamos en la vida -creo-). Con el Julio comenzamos a ir comúnmente al cine a ver cualquier cosa, la idea era evadir la rutina diaria, la cual consistía en llegar al hogar, ver televisión (mierdas juveniles), ocupar el Internet, pelear con los viejos, comer, dormir. Los tiempos cambiaron con el Julio; no obstante yo jamás lo veía como un amigo, de hecho nunca pensé que seriamos amigos, lo encontraba un tipo sin gracia alguna, pero luego me di cuenta de que las apariencias siempre engañan.
Un día fui con él y su viejo al cine (en realidad no se porque el tío decidió ir con nosotros), que sinceramente me odiaba y no me toleraba debido a mi característica indisoluble: mi extremada introvertidad en temas que no son de mi competencia. Llegamos al cine para disponernos a ver una película terrorífica que era el boom del verano, ni me acuerdo como se llamaba, pero durante toda la película estuve más preocupado del padre de Julio que de mi mismo. Y fue porque lo vi un tanto preocupado, revisando y explorando su celular cada cinco minutos, como si deseara ocultarnos algo, como si algo se trajera entre manos y nosotros éramos los cómplices. En un momento se percato de que lo estaba observando, y no despegue mis ojos de encima, pues no me atemorizaba en lo más mínimo, hasta que me respondió de la forma más certera: "que wea miras pendejo de mierda". En ese momento preferí seguir viendo la película pues lo note bastante enojado, y sumándole a esto la mala relación que el tenía hacía mi cualquier cosa podía hacer. Pero por más que intentaba concéntrame en el filme no podía: el asunto del padre de Julio me tenía un tanto preocupado, a pesar de que no me incumbía, de hecho lo hacía por metiche, nada más (¿tan aburrido estaba?). Y definitivamente había un plan de por medio, pues en un momento X el padre de Julio se levanto de su asiento como si nada y se dirigió rampa arriba de las escalinatas, yo lo seguí con mi mirada; Julio estaba tan atento de la película que ni siquiera se dio cuenta. El tío llego a la puerta de salida y vi que se le acercó una muchacha con unos bustos extremadamente grandes, su pelo era rubio y lo tenía largo; levemente me fije que la chica le mordió la oreja y luego le agarro el paquete.
- Julio, ¡huevón! Tu viejo esta engañando a tu vieja.
- Déjate de hablar huevadas y déjame ver la película.
- Huevón no te miento, lo acabo de ver con otra mujer en la misma puerta de salida. Los cara dura se juntaron en este mismo cine. Reacciona huevón, has algo por tu madre.
- ¿Que mierda te importa mi familia a ti?
- Me preocupo por tu vieja porque se que no esta en buenos momentos, y tu viejo creyéndose el santo patrón hace lo que se le da la gana.
- Mira huevón -me dijo mientras me agarraba enfurecido de mi polera-, yo no se que mierda te bajo ahora por intrometerte en temas de mi familia, pero si me sigues hueveando te reviento la cara ahora mismo.
Me molesto la actitud de Julio, me levante del asiento y le dije que iba a ir a inspeccionar, y que si deseaba me seguía; el Julio tomo un cierto grado de conciencia, creo, y decidió seguirme mientras giraba su mirada hacia la película que estaba en pleno climax al parecer. Una vez que salimos apresuramos el paso para encontrar al padre; la ciudad estaba rodeada de tantos automóviles que ni siquiera recordábamos cual era el nuestro. Julio por supuesto estaba con todo el odio encima mío y me amenazaba diciendo que si no encontrábamos a su padre el iba a ser capaz de golpearme hasta dejarme totalmente descuartizado, obviamente no me preocupe de esas fugaces palabras que muy poco de verdad poseían. Tanto observamos hasta que fuimos a dar con el famoso auto que se encontraba con todas las luces encendidas, con la música a todo volumen y con el padre de Julio junto a otra muchacha, a solo un paso de tener relaciones sexuales, solo bastaba con ver la cara que emanaba del rostro de la mujer para darse cuenta que esto iba a llegar al punto candente que yo por supuesto, no quería que sucediese.
- Te lo dije huevon -le decía al Julio mientras este intentaba disimular lo que veía mirando hacia cualquier lado-.
- Viejo de mierda, esta si que no se la perdono.
- ¿Y que vas a hacer? ¿Te vas a quedar ahí parado mientras tu viejo se caga a tu vieja?
- No se que hacer.
- OK. Entonces yo voy por ti.
Esa fue la peor decisión que pude haber tomado en toda mi vida, me dirigí hacia el automóvil junto al Julio (yo creo que estaba mucho más molesto que el Julio), pero sorpresivamente alguien venía caminando a paso lento directamente hacia nosotros, era la mismísima madre de Julio que al parecer aun no se daba cuenta de la sorpresita que su marido le tenía preparada. El padre de Julio se percato de inmediato y no sabía que hacer ante semejante situación, estaba tan desesperado que incluso pensó en hacer andar el auto a toda velocidad, pero me detuve frente a este como todo un delincuente e impedí aquello. La mujer que gritaba de nervios simplemente abrió la puerta de su costado para arrancar verazmente. En ese momento se encontraba la “familia feliz” y yo.
- ¿Ya terminó la película? - pregunto el padre de Julio haciéndose el desentendido.
- Si, acaba de terminar. Buenísima - contesto Julio mintiendo-.
- Pues bien, entonces sería bueno que nos fuéramos de acá.
- A ver, perdón tío, pero creo que nosotros no somos tan estúpidos e ignorantes para darnos cuenta de aquello que estaba haciendo con la señorita que acaba de arrancar.
- ¿Nos vamos? - respondió el padre intentando disimularlo todo-.
- Tío porque no deja de mentirle a su propia familia y les da una explicación.
- ¿Qué mierda te importa a vos pendejo de mierda?
- Tío se lo digo con todo respeto…
- Callate huevón, o sino me harás emputecer.
- Tía, yo se que a usted le encantaría saber que fue lo que hizo su marido a altas horas de la noche con aquella señori…
Paaaaaaaaaaffffff!!! Mejor ni contar lo que me ocurrió en aquel momento, pero sentí como aquel puño del padre de Julio llegaba de lleno a mis narices, y luego me encontraba en el piso inconciente y con manchas de sangre que vagaban de mi nariz hacia el resto de mi cuerpo. Me intente poner de pie y el padre de Julio me repartió una nueva dosis de golpes, pero esta vez me agarró por la polera y me azoto de espaldas contra el parabrisas del auto, el cual se hizo trizas (dos pájaros de un tiro: parabrisas y yo). De ahí no supe nada más del mundo, no reaccione más hasta que me encontraba adivinen donde, en el mismísimo hospital con curaciones en mi nuca y en mi espalda. Estaba hecho mierda y mis padres estaban molestos con la familia de Julio, incluso me prohibieron seguir teniendo relación alguna con mi amigo (aunque ello no iba a ser necesario). Es un hecho que el padre de Julio tuvo que poner dinero de su bolsillo para pagar todo el daño provocado, y gracias a Dios no presentamos una denuncia hacia su persona porque el final podría haber llegado a extravagantes extremos. De todas formas eso no quita que el viejo siga siendo un gran hijo de puta.
Al Julio no lo volví a ver más luego de mucho tiempo, la última vez que me encontré con él fue justamente en un cine; iba saliendo del cine junto a mi chica, (con la cual solo llevaba dos meses y medio) cuando choco contra un tipo de mi mismo porte, con algunas espinillas en la cara y con su típica melena que lo caracteriza, supe de inmediato que era él. En un momento una chica se le acercó y le agarro su mano, estábamos ambos ex amigos junto a nuestras pololas, aquellas mujeres que siempre deseábamos tener, mirándonos fijamente. Eso de alguna forma era genial, nunca habíamos tenido mucha suerte en el amor, esta vez si la teníamos.
- ¡Huevón. Tanto puto tiempo! -me dijo Julio dándome un abrazo-.
- Sin duda compadre, puta que estas cambiado. Quién lo iba a decir cuando hace solo un par de años éramos unos verdaderos pollos.
- ¿Aún te acuerdas de la cagada que se mando mi padre?
- Jajaja. Eso es inolvidable Julio, esa huevada jamás la podré abandonar de mi cabeza. La peor paliza de mi vida.
- Bueno, ya no tienes de que preocuparte porque el viejo se fue lejos del mundo el mismo día en que tuvimos problemas contigo. De él no he sabido nada más.
- No ves, todas las cosas ocurren para mejor.
- Si, pero olvidémonos de ese viejo concha su madre.
- Ohh, discúlpame. Carolina, el es Julio. Julio, ella es Carolina.
- Un gusto. Ahora me toca a mí. Cata, el es Carlos. Carlos, ella es Catalina.
- Un gusto igualmente. ¿Todos estamos pololeando por lo que veo?
- Sí - fue una respuesta prácticamente colectiva e instantánea-.
- ¿Y que hacemos parados afuera de este cine? Porque no vamos a pasarlo bien y a olvidar los tiempos pasados.
- Perfecto. Los invito a todos a tomar lo que deseen, yo me rajo.
- Si tú lo dices, así será huevón, pero la cuenta te va a salir salada.
- Jaja. Eso es lo de menos.
- ¿Entonces vamos?
- Vamos.


My Sacrifice Inmortal

8 comentarios:

El Cacique dijo...

Cuando los relatos son interesantes se hacen cortos y quedas con deseos de mas, de seguir leyendo.
Esa golpiza se la gano Carlos por entrometido, jajaj, si Julio vio las acciones de su Padre y no hizo nada que diablos hacia Carlos insistiendo tanto?
En si me gusto la historia con un buen final, un final feliz, los dos en un rencuento y con novia, que mejor que eso?.
Saludos Amigo.

Anónimo dijo...

oe wm puta k te salio akan la istoria de "carlos" wm...

oie la mea palisa k le tienen k aer puesto... k no supiera kmo xuxa llego al hostpital...

no pero el final wm fue mui wenoo...te juro k nunk avia leio algo kn ganas dx...

enkontrarse asi en el cine i los 2 kn minaa la raga po wm...


ia lokooo....kuidat wm!!=D

k esty iem bro!!

xaoo kompadre!!=]

Manuel dijo...

Felicitaciones por el relato, tiene mucho ritmo y la dosis justa de descripción.. me entretuvo bastante.... Gracias por pasar por mis cuentos sin partituras.
Un abrazo!

tierragramas dijo...

tienes talento. Es una historia divertida, fluida. Sigue escribiendo y aprendiendo sin detenerte. Y sigue leyendo además. Son las únicas formas de crecer en esto de las letras.


Un abrazo

Medea dijo...

Miercole!!!!!!!!! que fuerte!!!!!!

Manuel dijo...

El colegio y sus tormentas propias..... con sus leyes, sus lógicas de matones y santos aparentes.... me gusta cómo lo retratas... Mis reverencias!

- Berenjena - dijo...

La familia quebrada y un amigo apartado, pobre Julio... pobre de ti

El tiempo cicatriza heridas, la amistad baila en esa heridas, las olvida, las cura definitivamente

Anónimo dijo...

tienen un buen argumento tus historia pero en algunas partes te pierdes de en la forma de tu narracion ... y bueno es esta bien el romanticismo y eso de la melocidad del amor pero no tanto pues... creo que hay otras palabras que puedes utilizar en tus fraces como para que no suenen en algunas partes demasiado cursis.